He visto últimamente muchos post de redes y publicaciones hablando de la última tendencia del diseño digital. Cosa que no deja de maravillarme y sorprenderme. Si hasta ahora no estábamos diseñando pensando en el usuario, en nuestro target, ¿Qué estábamos haciendo?
El eterno retorno
El concepto de diseño human centered surgió en los años 80 cuando Donald Norman y otros diseñadores empezaron a aplicar los principios de la psicología cognitiva al diseño de interfaces. El objetivo era crear productos que fueran fáciles de usar, eficientes y satisfactorios para los usuarios. Vamos, lo que debería ser el principio básico de cualquier diseño.
Pero ahora, parece que este concepto vuelve con más fuerza que nunca. Es verdad que ha ido evolucionando y sobre todo, depurándose. Pero como diseñador no deja de ser una contradicción volver a este concepto, cuando creía que ya estaba superado. No en el sentido de obsoleto, si no en el sentido de que es la base sobre la que se empieza a trabajar sin tener que ponerle siquiera nombre.
Todo acto de comunicación desde la marca a la más pequeña interacción de una web o app siempre debe estar pensada desde el punto de vista humano. Somos personas diseñando para personas. ¿Qué ha pasado estos últimos años?
Una historia de dispositivos y robots
Reflexionando sobre el tema, entiendo que es complejo, y que a veces tenemos que volver a los orígenes para volver a centrarnos cuando parece que en un mundo cada vez más rápido donde las tendencias se miden de año en año. (antes se hablaba de las tendencias de los 70, los 80, los 90, ahora hablamos de las tendencias en 2021, 2022…)
Así que vamos a ver que estaba pasando, antes de que al diseño de web, app o contenido digital se le llamase producto digital a nivel internacional y antes de que se definiese de forma global las profesiones de UX/UI uno era diseñador gráfico o diseñador web. E intentaba hacer cosas que creyera importantes para el cliente, cuando se hacían web en Flash ahora tan odiado, tú intentabas crear una experiencia notable a tu usuario. Luego esto se vino abajo cuando empezaron a haber más pantallas, pantallas 16:9, smartphones, y además la gran era de los buscadores. Que no conseguían leer flash.
Vamos que entró en juego tanto la variedad de dispositivos como que el contenido tenía que ser no sólo “legible” para los motores de búsqueda si no que además tenía que tener un contenido atractivo para ellos.
No hay momento concreto en el que pasase, no hay una fecha, pero sí que sabemos que de forma progresiva todo esto se fue produciendo y a muchos de los que empezábamos en ese momento la evolución tecnológica pasó por encima de nuestro trabajo.
Un diseño adaptable a todos los dispositivos con un contenido atractivo para robots.
¿Y qué pasa con los humanos?
Y es que estos cambios han ido llegando más allá. Desde hace años la filosofía “mobile first” ha ido pervirtiendo aún más la tendencia al no explicarse bien.
Cuando hablamos de mobile first no es sólo colocar la info como se pueda en versión móvil. Eso es una parte del proceso, y es una parte del proceso imprescindible. Es pensar en las interacciones del usuario, en como sostiene el teléfono, dónde es mejor que esté un botón, etc… Es un proceso arduo y complejo en el que muchas veces se cometen errores y, bueno, para eso está la documentación y los test. Cosas que ahora quedan en manos de profesionales como los UX research y los UX designers, que son los encargados de buscar información sobre los usuarios y crear experiencias de usuario satisfactorias respectivamente.
El SEO, como tal, ha ido también evolucionando mucho y la inclusión de perfiles de trabajo como el UX writer, los cambios de motores de búsqueda para ser “más humanos” y al final el que la competencia sea tan dura por conseguir los primeros puestos en un buscador han hecho que generar ingentes cantidad de contenido sea menos necesaria, ya que competir contra las grandes plataformas es una tarea imposible. ¿Crees que si creas ahora una tienda online puedes competir contra amazon? Bueno es posible, pero te espera un camino extremadamente duro y una inversión de tiempo, dinero y recursos importantes.
Y otra vez, el eterno retorno
Todo este camino, para volver a pensar en lo importante, en que somos personas hablando a personas. En que incluso cuando representamos a una marca, somos una persona con una voz y un tono que se dirige a otra y que tenemos que adaptarnos a las circunstancias según lo que queramos conseguir.
Nosotros no hablamos igual con nuestro jefe que con nuestra pareja, no hablamos igual con un colega que con un política que te para en un atasco. Asumimos roles y nos comportamos en función de la situación, que viene definida por quién tenemos delante. Todo mensaje y por lo tanto diseño siempre está adaptado a quién queremos que vaya, es decir, a otros humanos.
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