Siento que la vida es una constante carrera hacia lo que parece ser un horizonte inalcanzable. En el mundo digital o en el entorno laboral, la sensación de que nunca somos suficientes es tan común como el café de las mañanas. Ya no hablo del síndrome del impostor, si no que nunca es suficiente en lo que hacemos impostores o no. Parece que todo se nos escapa entre los dedos.

En mi canal de YouTube, cada vídeo es una odisea. Pienso, planifico, grabo, edito y subo contenido que creo que ayudará a mis suscriptores. Pero, ¡oh chorprecha! Siempre parece faltar algo. Los comentarios están llenos de preguntas que no respondí y sugerencias de temas que no cubrí. Es como si, por más que lo intento, nunca lograra dar en el blanco. Ese regusto amargo que parece que se queda y no termina de desaparecer.

Y luego está mi vida profesional. Intento pensar en nuevas ideas, productos, o formas de trabajar. Pero, ¿adivinad qué? Sí, nunca es suficiente. Siempre hay un objetivo más alto, un estándar que parece diseñado para ser inalcanzable, nunca termina todo de cuajar o de salir como yo tenía en la cabeza.

Esto me lleva a una reflexión: ¿Por qué nos sentimos así? Quizás porque vivimos en una sociedad que nos bombardea con la idea de que siempre podemos ser mejores, tener más éxito, estar más felices. Las redes sociales no ayudan; ver las vidas “perfectas” de otros puede ser bastante desalentador, agotador y no nos damos cuenta de que la gente solo comunica lo que «sale bien» . La presión de ser el mejor, de destacar, de ser único, puede ser abrumadora.

Pero aquí viene la parte irónica. A veces, lo que funciona es lo que hacemos sin pensarlo demasiado. Ese vídeo improvisado en YouTube que grabé en cinco minutos tuvo más vistas que el que planifiqué durante semanas.

Entonces, ¿qué podemos hacer con esta insatisfacción constante? Ojalá lo supiera, supongo que aceptar que no podemos llegar a todos, que vamos a perder a gente por el camino. E incluso aprender a valorar lo que logramos, por pequeño que parezca.

Pero lo digo esto en un momento en el que he conseguido logros y aún así me siento bastante cansado jajajajaja. Es difícil de gestionar.

Aunque también es verdad que esto es lo que nos hace humanos, imperfectos, falibles y al mismo tiempo únicos. Ahí seguiré trabajando. Aún intentando pelear por hacer cosas interesantes.